La primera puerta es la más peligrosa, porque no parece una amenaza. No cruje como una trampa, no arde como el fuego, ni huele a muerte. Al contrario… brilla. Seduce. Promete. Es la puerta de la Bestia, y muchos ya están caminando hacia ella sin saberlo. No se abre con violencia… se abre con adoración. Detrás de esa puerta no hay monstruos aullando, hay un trono. Y en él, una figura que no necesita cadenas para esclavizar. Habla con autoridad, pero no con gritos. Su voz es suave, convincente. Una voz que calma mientras condena, que guía mientras manipula, que acaricia mientras destruye. Es el líder que el mundo pedía… y que el infierno esperaba. El libro del Apocalipsis lo advierte. La Bestia surgirá con poder, con señales, con milagros falsos. Hará caer fuego del cielo. Hará que todos se postren ante ella. Y cuando lo hagan, no sabrán que han vendido su alma. Porque no llevará cuernos… llevará paz. No impondrá terror… prometerá orden. Un nuevo orden. Y cada nación, cada pueblo, cada lengua… lo recibirá con brazos abiertos. No por fe, sino por desesperación. Pero ese es el engaño. Esa es la trampa. Cada aplauso es una cadena. Cada decreto que firma es un sello que acerca el fin. Esta puerta se abre con cada decisión colectiva que rechaza a Dios.
Cuando la verdad se vuelve peligrosa y la mentira se celebra. Cuando la pureza es despreciada y la perversión es defendida como derecho. Cuando la humanidad le entrega al sistema su conciencia, su voluntad, su libertad… el umbral de la puerta cruje, y la Bestia sonríe desde el otro lado. Muchos piensan que esta figura aún no ha llegado. Que aún hay tiempo. Pero ¿y si ya está aquí? ¿Y si su sombra ya se arrastra por los pasillos del poder? ¿Y si ya está susurrando a los líderes, corrompiendo las leyes, dominando las pantallas y los discursos? La Bestia no viene del abismo… viene del deseo humano de un salvador sin Dios. Y cuando todos digan: “Por fin, alguien que nos entiende”, será el comienzo del fin. Esa puerta se abre lentamente. No con golpes, sino con aceptación. Y cuando esté completamente abierta, ya no habrá retorno. Porque la Bestia no viene a gobernar… viene a devorar. Y tú… ¿ya estás parado frente a esa puerta sin darte cuenta? Mira el video completo en nuestro canal en Youtube: