¿JESÚS fue al INFIERNO? esto realmente sucedió según la BIBLIA

Durante siglos, se ha hablado del sacrificio de Jesús en la cruz… del dolor, la sangre y la muerte. Pero hay una parte de esa historia que muy pocos se atreven a mencionar. Algo que ocurrió en las sombras… en el abismo. Justo después de entregar su espíritu, cuando el cielo se oscureció y la tierra tembló, Jesús no simplemente descansó… descendió. ¿A dónde fue? ¿Qué enfrentó? ¿Qué vio con sus propios ojos? La Biblia menciona un lugar, oculto bajo la tierra, temido por profetas y desconocido por multitudes: el infierno. ¿Acaso el Hijo de Dios cruzó las puertas del infierno? ¿Acaso escuchó los gritos de los condenados… y caminó entre ellos? Las respuestas están ahí… pero han sido ignoradas, enterradas entre líneas bíblicas que casi nadie se atreve a escudriñar. Lo que ocurrió en esas horas de absoluto silencio, mientras su cuerpo yacía en la tumba, es más aterrador de lo que puedes soportar. Porque no fue solo una muerte… fue una confrontación con el abismo. Y si realmente descendió al infierno… entonces el mensaje que llevó, y lo que dejó atrás, podría cambiar tu vida… o condenarte por la eternidad.

Los hombres lo vieron morir… pero no supieron a dónde iba. Lo creyeron vencido… sin imaginar que estaba a punto de cruzar una frontera prohibida. Una frontera custodiada por sombras, sellada por siglos… donde el dolor no duerme y el tiempo no avanza. Jesús descendió. Y al hacerlo, lo primero que encontró no fue silencio… fue un lamento sin fin. Ecos retorcidos de almas atrapadas, condenadas… que gritaban sin esperanza. El infierno no es fuego solamente… es conciencia eterna en completa oscuridad. Allí, los sentidos no mueren, pero la misericordia está ausente. No hay perdón. No hay redención. Solo espera… para una segunda muerte que nunca termina de llegar.
En ese abismo, Jesús no fue un visitante cualquiera. Su sola presencia hizo temblar estructuras invisibles. No porque llegaba con compasión… sino porque llegaba con autoridad. Los condenados no lo recibieron con júbilo. Lo reconocieron… con terror. Ellos sabían quién era. Lo habían escuchado nombrar mientras vivían. Lo rechazaron. Lo despreciaron. Ahora, lo veían… pero demasiado tarde. Las Escrituras dicen que “al nombre de Jesús toda rodilla se doblará”. Incluso allí… donde ni la luz se atreve a entrar… las rodillas se doblaron. No por devoción. Por espanto. Se oyó su voz. No una voz suave, sino una sentencia que traspasaba dimensiones. Una declaración que desgarró las tinieblas. Y los gritos se hicieron más fuertes. Algunos clamaron por una segunda oportunidad. Otros maldijeron su nombre. Pero todos sabían… que su presencia no traía escape… sino juicio. Y entre aquellos gritos, hubo rostros conocidos: Reyes. Sacerdotes. Falsos profetas. Seres que lideraron rebeliones antiguas. Espíritus deformados por el odio. Ángeles caídos, atados en prisiones invisibles.

Mira aquí el video completo sobre este evento que trascendió los limites de la humanidad.

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