¿JESÚS descenderá al INFIERNO en el JUICIO FINAL? esto dice la biblia en el APOCALIPSIS.

En el silencio más profundo del universo, donde ni la luz osa entrar, existe un abismo cuyo nombre ha estremecido a los profetas durante milenios. Es el reino de la condenación, donde los gritos de las almas caídas se mezclan con el eco eterno de sus lamentos. Allí arde el fuego sin fin. Allí habita la desesperanza absoluta. La Biblia no lo oculta. En Apocalipsis 20, se describe el día en que el infierno será convocado. No para ser liberado… sino para enfrentar su juicio definitivo. En ese instante aterrador, los cielos temblarán, la tierra se estremecerá y el infierno entero quedará desnudo ante el trono de Dios. Pero lo más espeluznante no es la condena, sino quién vendrá a ejecutar el juicio. El Hijo del Hombre, aquel que un día entregó su vida por amor, descenderá como Juez de vivos y muertos. Jesús entrará en el abismo, no como redentor, sino como portador de la sentencia final. Los demonios se retorcerán. Los caídos gritarán. Las potestades de las tinieblas, que durante siglos han atormentado a millones, serán arrodilladas ante Su presencia. Allí no habrá burlas, ni argumentos, ni pactos. Solo pavor absoluto ante el rostro del Santo. Pero en medio de este escenario aterrador, surge un susurro de esperanza. Porque hoy, antes de que ese día llegue, la puerta de la gracia sigue abierta. Aún hay oportunidad de escapar del juicio venidero. Aún resuena la voz que clama: “Venid a mí, todos los que estáis cargados y cansados, y yo os haré descansar”. Ese Jesús que descenderá como juez, hoy extiende sus brazos como Salvador. El infierno tiembla ante su llegada. Tú aún puedes decidir de qué lado estarás cuando ese instante llegue.

Las escrituras revelan un escenario que pocas veces se predica, pero que está escrito con fuego en las páginas del Apocalipsis. No es un símbolo, no es una metáfora. Es un evento real, temido tanto por los cielos como por los infiernos. El descenso de Jesús al abismo no será una visita de compasión, sino un acto de juicio irrevocable.
Durante siglos, las almas que rechazaron la gracia han permanecido confinadas en las sombras del Hades. Millones de voces olvidadas, encerradas en tormento, esperando un veredicto que aún no ha sido pronunciado. Ellos conocen lo que está por venir. Los demonios, testigos de su propia ruina, sienten el temblor del día final acercándose. Porque cuando el Hijo del Altísimo ponga sus pies sobre el umbral del infierno, la autoridad del universo entero se manifestará ante el abismo. Los ojos del Juez atravesarán las mentiras, los engaños, las excusas. No habrá abogados, ni defensas, ni apelaciones. Sólo la verdad desnuda de cada alma expuesta ante su Creador. Los poderosos que desafiaron a Dios, los arrogantes que se burlaron de su nombre, los indiferentes que despreciaron su llamado… todos serán confrontados.

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